17 de julio de 2014

Finde Largo

Todavía no había tenido tiempo de publicar el post sobre nuestro finde largo. Un fin de semana, especial por varios motivos. Un fin de semana doble - como dos viernes, y dos sábados y dos domingos, casi! El día 24 de Junio, Sant Joan, es festivo en Catalunya y además, teníamos fiesta el 23 - que fue lunes.

Hacía tiempo que habíamos planeado con unos amigos salir un par de días fuera con los niños. Y eso hicimos: 2 días, 3 parejas, 3 niños y un perro, juntos a un pueblecito en el Alt Empordà, en Girona. Tuvimos la suerte de alojarnos en una preciosa casa - Casa Lolón - en Ventalló, un bonito pueblo con muchísimo encanto, situado muy cerca de L'Escala y Sant Pere Pescador.

Cuando llegamos, primero entramos las mamás y los peques a investigar. Fuimos descubriendo la casa: la primera planta - una habitación doble y un baño grande, la segunda - dos habitaciones dobles y otro baño grande y la tercera planta de la casa. En ésta última la cocina, y un gran comedor muy luminoso, nos esperaba para recibirnos con la calidez de la luz de la tarde. Una imagen vale más que mil palabras.


Repartimos las habitaciones, mientras los papás acababan de vaciar los maleteros de los coches y fuimos a dar un paseo. Nuestra mayor sorpresa fue que a 4 pasos, en un pueblo en el que parecía que no había absolutamente nada, encontramos....
  • Una tienda con ropa, bikinis y accesorios chulísimos Blau Corall, que hizo las delicias de las mamis. Además su propietaria es encantadora y aguantó con paciencia de santa todos nuestras visitas, que fueron varias. 
  • Un bar restaurante con un jardín precioso La Bassa, dónde los niños se entretenían mucho y los papás - cervecita o copichuela en mano - no se quejaban tampoco. 
  • Un par de tiendas de alimentación, entre ellas la Carnicería Roca, que es la más antigua de Catalunya y fue abierta en 1825. 
La primera noche fue muy tranquila, los niños cenaron cada uno a su ritmo y una vez en la cama, los mayores hicimos lo propio, y pudimos brindar por el cumpleaños de Bou, que había sido el día antes.

Por la mañana lucía un sol estupendo y después de lidiar con el desayuno de pequeños y mayores, conseguimos ponernos en marcha en dirección a la playa. El camino que nos llevaba a Sant Pere Pescador me resultó familiar enseguida, aunque hacía años que no pasaba por allí.

La playa de Sant Pere Pescador, es grande, ancha y extensa. Si tienes suerte y no sopla la Tramuntana, es una playa excelente y con servicios - y dos grandes campings a pie de playa - a la que ir con los niños. La compañía, el primer día de sol, agua y arena... y un vasito de clara fresquita, hicieron el resto.


Después de un par de horas de sol, los niños ya estaban listos para comer, y también los mayores. Cogimos la comida en una rostisseria que habíamos visto por el camino y volvimos a la casa. Por la tarde, después de la siesta, dimos un paseo por los Gorgs de Valveralla dónde hay dos pequeños lagos en los que se puede practicar deportes como el esquí naútico. Aunque el entorno es muy bonito el ambiente no era el que esperaba, porque estaba lleno de personas que habían "acampado" junto al lago y tenían la música a todo volúmen. Pero sobre gustos... ya se sabe.

Volviendo a casa, los peques jugaban a perseguirse los unos a los otros en círculo. Resulta muy divertido verles interaccionar entre ellos, porque hasta ahora eran demasiado pequeños y se ignoraban.Ahora empiezan a llamarse la atención mutuamente y juegan juntos.

Cenamos todos pollo rebozado, muy rico. Una vez tuvimos a los pequeños en la cama.... los mayores estuvimos charlando un poco de todo, haciendo "terapia de parejas" y como buenos padres de niños de dos años, no tardamos en irnos a dormir. Al fin y al cabo, ellos no perdonan y a las 8 están despiertos sí o sí.

El domingo amaneció nublado y teníamos que dejar la casa. Decidimos dar un paseo por Sant Martí d'Empúries y aunque el cielo estaba encapotado y hasta chispeó, valió la pena caminar por el paseo junto al mar, la zona peatonal antigua, etc


Volvimos a casa por la tarde, después de comer en L'Escala y aprovechamos para descansar, porque el lunes era la Verbena de Sant Joan. No nos habíamos decidido por ningún plan y al final participamos en una verbena popular, en la calle, con amigos. Cada uno lleva algo para comer y beber y se pone en común para la cena. Elsa estaba muy animada y contenta y nada asustada, ni por el ambiente, ni por los niños más mayores, ni por los adultos desconocidos... ni por los petardos. Como era la más peque de los niños, cenamos temprano, porque no queríamos que se nos hiciera muy tarde.


Elsa era el juguete de las niñas más mayores y se dejaba querer. Estaba impresionada por la hoguera que encendieron muy cerca de dónde cenábamos. Y como colofón llegó el momento de quemar los petardos, los niños más mayores se pusieron en círculo para lanzar bombetas, bengalas de colores, fuentes.... y Elsa observaba maravillada e intrigada a la vez, desde el techo del coche dónde decidimos ponerla "a salvo".

Cuando dieron las once de la noche se sentó en mis rodillas, se reclinó para que la acunara y me dijo "Mami, a casa". Y fue la hora de retirarse... Un gran fin de semana, que acabó con un día para remolonear y hacer un poco de piscina en casa tranquilos.