27 de diciembre de 2014

Love is in the air y mi carta a los Reyes Majos


Hace unos días, una compañera de trabajo y también amiga, me comentaba lo emocionante que fue ir al aeropuerto a recoger a su marido que llevaba 3 meses fuera por trabajo. Me decía que fue increíble, y que su hijo, un bebé de sólo 1 año y medio, se lanzó a abrazarlo.

En una ocasión tuve que esperar una visita de empresa en el aeropuerto. El retraso del vuelo me brindó la preciosa oportunidad de ver cómo las personas que iban llegando eran recibidas por sus seres queridos. Todavía recuerdo con mucha emoción la escena en la que una mamá africana - con su traje típico - fue recibida por sus 3 hijos que, corriendo, se echaron en sus brazos, y allí estuvieron fuertemente agarrados, llorando de felicidad. Vamos, que aún se me saltan las lágrimas.

Esta escena me transporta automáticamente al inicio de una película, que para mi es casi tan navideña como "Qué bello es vivir", o "Los 10 Mandamientos" (para otros): Love Actually

El film, uno de mis favoritos, arranca justamente con una escena de encuentros en el aeropuerto, con personas que se supone no se ven desde hace tiempo, abrazándose felices... Es difícil que no la hayáis visto, pues la han programado frecuentemente en televisión. Yo he perdido la cuenta, y el otro día, después de que mi amiga me hiciera el comentario del aeropuerto, la volví a ver. 

La película sitúa la acción 5 semanas antes de Navidad y cuenta varias historias de amor que van tomando forma y entrelazándose en algunos casos: son historias de parejas, pero también de padres e hijos o de amigos. Amor en su más amplio espectro. Es una película optimista con muchos toques de humor, pero también momentos emotivos o mágicos. 

Estamos en unas fechas en las que muchos tomamos aviones o trenes, para estar más cerca de los nuestros. Yo llevo haciéndolo 10 años, 5 de ellos acompañada por el no-marido y después también por la peque. Siempre he sentido una sensación especial... esos aviones de finales de Diciembre, van cargados de emoción, de ganas de reencuentro y abrazos contenidos.


Este año hemos llegado en tren a ver a los abuelitos. Nos hemos encontrado con los tíos y la prima Vera, el calor familiar y los menús de 7 platos de la Oma Puri. Hemos hecho cagar el Tió en esa tradición catalana que nos hemos traído a Málaga. 

Son días vividos intensamente en muchos hogares, días mágicos, dicen algunos. Los que tenemos niños vemos la emoción en sus ojos cuando se encuentran con Papa Noël, Nikolaus, el Olentzero, o los Reyes Magos.  Algunos tenemos la oportunidad de desenvolver regalos... pero no puedo olvidar que otros no tienen esa suerte y les faltan muchas cosas esenciales para vivir estos días de forma plenamente feliz. La Navidad es también poner nuestro granito de arena para que en otros familias menos afortunadas, puedan sonreír en estas fechas.

No olvidemos que lo más importante no son los juguetes, los libros, los jerseys, los perfumes caros, joyas, o gadgets electrónicos que nos traerá Papá Noël...  Así que voy a aprovechar y desde aquí voy a hacer mi personal carta a los Reyes Majos, para mi y para los míos: 
  • Unos abrazos con olor a Laura para mi madre, bien fuertes y apretados, por todos los que nos hubieran faltado. También muchas ganas de ir al gimnasio, para ejercitar sus rodillas. 
  • Salud y calma para mi padre. Mucha calma, para mantener el tono de voz adecuado y que su garganta siga curándose. Y que continúe escribiendo y dejándonoslo todo por escrito. 
  • Muchísimos besos de todos los sabores para la Mausi, por la mañana, por la tarde y por la noche. Y un bono de sesiones de escondite y cosquillas ilimitado.  
  • Un vale por 10 mañanas en silencio para mi no-marido, pues yo me levanto siempre parlanchina y él no tanto (sólo 10). Además una bufanda de amor del bueno y poder seguir teniendo el privilegio de ser su camiseta de la suerte por tiempo ilimitado. 
  • Estabilidad laboral para mi hermano y la izeko, porque lo demás ya lo tienen. Y fortuna en lo personal, para mi hermana
  • A nuestra sobrina seguridad en sus primeros pasos, que no haya muchos coscorrones. Y que Oxford este año sea inusualmente soleado. 
  • A nuestro sobrino que no siga creciendo a la velocidad vertiginosa que ha alcanzado, que queremos disfrutarlo chiquitito y sano, como está ahora. 
  • A los yayos, que no nos falten, que son un pilar de nuestra familia. Y que a ellos no les falte de nada, sobretodo salud para ver crecer a sus dos nietos. Les pedimos un saco lleno de gracias y besos variados. 
  • Para mis amigas, abundancia de experiencias felices en todos los terrenos: la salud, la pareja, el trabajo...y poder tenerlas cerca. A las que están más cerca, por las circunstancias y a las que han quedado un poquito más "lejos", pero que están siempre a un toque de teléfono o a un café de distancia.
Y para mi, como digna hija de mi padre, pido un carro de paciencia y otro de serenidad, un vaso mágico de los que siempre están medio llenos, y salud para disfrutar de todo lo anterior.


Que acabéis de disfrutar de estas fiestas. Yo casi llego tarde con mi carta... ¿Vosotros habéis enviado ya la vuestra? 


1 comentario:

  1. Laura, no habia tenido ocasion de entrar en tu blog, y esta primera lectura me ha gustado mucho. Escribes bonito, con sentimiento, como a mí me gusta...Te seguire leyendo!!!

    ResponderEliminar

Déjame tu comentario!