30 de septiembre de 2014

Lo importante


Hay entradas que me cuesta mucho escribir. La idea sobre la que quiero hablar anida en mi... pero bien no consigo plasmarla por escrito, o no encuentro el tiempo de hacerlo como yo quisiera. 

Hoy, no querría dejar de escribir sobre "lo importante". Frecuentemente olvidamos lo que es importante en nuestras vidas. No es que no lo sepamos, es que la velocidad a la que vamos cada día, y otros objetivos cotidianos, nos hacen perder la perspectiva. 

Yo misma, empiezo el día en general de buen humor, pero también un poco estresada, porque desde las 6.30 de la mañana ya tengo en mente todo lo que debo o quiero hacer. Frecuentemente antes de salir de casa ya estoy alterada porque voy tarde y ya tengo una larga lista de pendientes en mi cabeza. Creo que eso me hace perder el horizonte. 

Puede que esté hablando por otros, y sólo tenga que hablar por mi. Pero creo que los humanos cometemos el error de olvidar no sólo el pasado más próximo - como ocurre con la historia - sino que casi todos los días perdemos de vista lo que es importante, y sólo unos pocos minutos, somos capaces de frenar en nuestra vorágine y recordarlo. 


Siempre vamos a con prisas, haciendo un rallye con el coche para llegar puntuales al trabajo, a recoger a los niños, a comprar... y un día somos testigos de un accidente, o estamos a punto de ser responsables de uno y entonces, en shock, nos damos cuenta de que no es necesario, que podemos y deberíamos ir más relajados. Pero... se nos olvida al día siguiente, o a la semana.

No nos paramos a decirle a nuestros padres que los queremos, o a darles las gracias por todo lo que han hecho y hacen por nosotros, y un día tienen un susto de los grandes... y nos tiemblan las rodillas porque podrían haberse ido sin que les dijéramos todo aquello que teníamos pendiente. 

Nos enfadamos con nuestra pareja por una disputa doméstica, por quién recoge la cocina o quién plancha la ropa, por quién hace o deja de hacer en casa. Entonces vives de cerca la ruptura de una pareja, y te das cuenta de que a menudo, hacemos todo lo que podemos y que tu pareja tiene - todavía - todas las cosas maravillosas que te enamoraron y muchas más. 

No nos sentamos a jugar 20 minutos con nuestros hijos relajadamente, sin pensar en nada más, sin mirar el móvil o levantarnos para ir haciendo otras cosas. Y luego nos arrepentimos de no haberles dedicado ese tiempo cuando los vemos jugando sólos. 

Y así... podríamos seguir y seguir. Hoy he pensado en todo esto, porque ha caído en mis manos el artículo que escribió Charlotte Kitley, que era una bloguera de The Hufftington Post y que ha fallecido recientemente de cáncer. 

Adjunto el enlace al artículo completo, pero quiero resaltar un extracto, que habla justamente de lo que decía antes. De que no debemos perder de vista lo importante. 
"... por favor, por favor, disfrutad de la vida. Cogedla con las dos manos, agarradla, agitadla y creed en ella cada instante. Adorad a vuestros hijos. No tenéis ni idea de lo privilegiados que sois por poder gritarles cada mañana para que se den prisa y se laven los dientes.
Abrazad a esa persona que queréis y si no os devuelve el abrazo, encontrad a alguien que sí lo haga. Todo el mundo se merece querer y ser querido. No aceptéis menos. Buscad un trabajo que os guste, pero no os hagáis esclavos de ello. Al final, en la lápida no pondrá "ojalá hubiera trabajado más". Bailad, reiros y comed con amigos. Las amistades verdaderas, fuertes y sinceras son un privilegio y una elección que tenemos que hacer, no como la lealtad que debemos mostrar por un vínculo sanguíneo. Elegid sabiamente a vuestros amigos y queredlos con todo vuestro amor. Rodeaos de cosas bonitas. En la vida hay muchas sombras y mucha tristeza; buscad ese arcoiris y enmarcadlo. Hay belleza en todo. A veces sólo hay que esforzarse un poco más para verlo."

No perdamos de vista lo importante. Son las pequeñas cosas.

21 de septiembre de 2014

Cualquier tiempo pasado...



No. No digo que fuera mejor y hoy no ha ocurrido nada en especial que me haga añorar mi antigua yo. Pero a veces pienso de refilón en las cosas que ya no son igual desde que soy madre. 

Es una declaración muy personal y probablemente hasta resulte "superficial" para algunos. Tenemos hijos porque queremos y no es un lamento, es simplemente un viaje al pasado. Hay que tomárselo con un toque de humor, pero estas son algunas de las cosas que, a veces, echo de menos: 
  1. Ir a la peluquería y pasarme allí 4 horas sin remordimientos. Sin pensar en que alguien me está esperando o en que estoy desatendiendo a mi hija por estar un sábado por la mañana en la pelu. No es que disfrute muchísimo invirtiendo toda la mañana o toda la tarde en la peluquería, pero no me importaría poder estar un par de horas sin sentirme un poco culpable. 
  2. Cuidarme. Las rutinas diarias de belleza, ya no son diarias, son bisemanales, con suerte. Y las que eran bimensuales, han pasado a ser mensuales, o mucho más esporádicas. Ponerse el body milk, la crema de manos exfoliarse los pies - pasaba antes cada día - y ahora lo hago un par de veces por semana. No se me olvida, ¡es que no me da tiempo! Antes iba depilada (casi) siempre. Ahora pasarse la silk epil es como tener una aventura, ocurre rápido y a escondidas, porque sino aparece la Mausi, "eso qué eh lo que éh?". Y las uñas... me da tiempo a tenerlas largas, porque no tengo tiempo ni de mordérmelas. 
  3. Beber. Tomarme una botella de vino mano a mano con mi pareja o beberme 2 gin tonics con amigos, aunque sea en casa. Simplemente, me da demasiado yuyu pensar que si me tomo una copa de más, durante la noche puede ocurrirle algo a la peque y yo no estaré al 100%. 
  4. Hablar por teléfono y tener una conversación de 1 hora y media con una amiga. Lo reconozco, ni es necesario, ni beneficioso para las contracturas. Pero antes era algo que hacía casi a diario. Vivía sola y hablaba con mis amigas mientras hacia la cena, cocinaba, iba al baño o me hacía las uñas (ver 2). Eso se acabó, ahora sé que están vivas gracias a algún Whatsapp y sus fotos en Facebook... y a algún encuentro ocasional que podemos robarle al tiempo! 
  5. Hacer deporte - casi - por placer. Una amiga me abrió los ojos la semana pasada. No encontramos el momento para hacer deporte porque, entre otras cosas, esperamos que sea un espacio de relax para nosotras, o por lo menos de distensión. Pero como hay que encajarlo en la agenda semanal e ir corriendo del trabajo al gym, y del gym a casa... ya no resulta ni distendido, ni un placer. 
  6. Leer. Pasarme un domingo por la mañana leyendo el periódico y sus suplementos. O leerme una revista del tirón en la playa. Una utopía.
  7. Improvisar. Para ser justos, aún improvisamos planes. Aún hacemos algo que no teníamos previsto un sábado o un domingo. No es que llevemos una agenda a rajatabla - tengo un punto alemán, pero ya quisiera yo... Pero no es lo mismo. Uno siempre tiene que tener en cuenta, dónde podrá comer la peque, o dónde podremos utilizar unos baños, si tendrá que dormir, etc. 
  8. Ser puntual. Imagino que eso ya es un problema personal. Yo había sido puntual como un reloj suizo toda mi juventud. Luego unas amigas muy queridas, pero extremadamente tardonas, me reformaron a golpe de espera y me tomé la justicia por mi mano, llegando a aparecer frecuentemente la última. ¡Venganza! Pero ahora, ahora no consigo salir de casa casi nunca a la hora que me he propuesto. De hecho, debería haberlo puesto en mi lista de propósitos de temporada y ni siquiera lo he hecho. 
  9. Ir de compras. Dedicarme toda una mañana o una tarde a entrar y salir de las tiendas de un centro comercial, probándome ropa o - como soy un poco perezosa para desvertirme y vestirme - solamente mirando. O pasear por el Born de Barcelona, curioseando en una tienda detrás de otra, descubriendo nuevos locales y parándome a tomar algo, además. Eso... ni puedo hacerlo con la Mausi, ni su papi tiene la paciencia de hacerlo en pareja tampoco. Y creo que cualquier madre que piense en ir de compras con sus hijos, debe sentirse de manera parecida. 
A pesar de todo lo anterior, no cambiaría por nada del mundo todo lo que tengo ahora.Y vosotros, ¿Alguna vez echáis algo de menos de vuestra vida anterior?  

16 de septiembre de 2014

Happility Loves...

Instagram y Pinterest invaden mis sentidos en el 2.0 con cosas preciosísimas que no siempre están a mi alcance en el mundo real. Se puede querer todo... pero no siempre tenerlo. Así que, como consuelo, y como wishlist de cumpleaños atrasada, ahí dejo algunas de las que me han gustado en estos últimos días. 

  1. Las bailarinas de Muitt... que me tienen enamorada. 
  2. Los bolsos de Lacambra que además se pueden personalizar. 
  3. Los colgantes de ouibiyou y de Srta. Bolitas - con esos colores preciosos. 
  4. Las casitas que se agotaron en un minuto de Hola Mama Shop  y que quiero para la habitación de Elsa junto con la silla de Westwing
  5. La cama Kura de Ikea para la habitación de niña de Elsa, customizada. 
  6. El nuevo y bonito diseño del blog de La Refamilia, con su madeja de lanas acogedoras. 










12 de septiembre de 2014

Serendipity & Happility

Hace unos meses hice un curso en Hello!Creatividad, Writing for Self Discovery. En uno de los ejercicios nos pidieron que escribiéramos sobre un momento de Serendipia. Me gusta mucho la palabra en inglés, Serendipity, y de algún modo inspiró un palabro inventado que era “Happility” que fue incialmente un grupo de amigas y luego el título de este blog. Una serendipia es un descubrimiento o acontecimiento inesperado, que se produce cuando se estaba buscando otra cosa. 

Esta es la historia de mis Happiligirls que fue lo que surgió cuando escribí mi ejercicio.  


Después de muchos años, volví a reencontrarme con una amiga. Somos personas muy distintas. Ella, un gran carácter, de mucha fuerza, decidida y lanzada, con su propio negocio… Yo, más moldeable, menos determinada, y en el terreno profesional, quizás con muchos deseos de lo que querría “ser” y acomodada a lo que felizmente soy. Por otra parte nos unen cosas básicas, valores y pensamientos que sí nos son comunes y son tan importantes. 

Nos reencontramos y nos contamos nuestras penas. Las dos estábamos pasando por situaciones sentimentales delicadas. Empezamos a vernos más frecuentemente y tengo muy buenos recuerdos de unas cuantas cenas en la playa, en la ciudad en la que yo vivía antes… conversaciones, pensamientos, declaraciones de intenciones. También tengo muy presente otro día en mi casa, en el que acabamos bailando y saltando, al principio tristes, y después riéndonos con todas nuestras fuerzas.

A veces considerábamos que la vida nos pudiera llevar a pasar el resto de nuestras vidas solas, cosa que nos preocupaba mucho, y nos decíamos que teníamos que asumirlo como una posibilidad real. Nos dimos cuenta de que no éramos las únicas en esa situación, y que varias de nuestras amigas pasaban tiempo solas, cuando teníamos la opción de compartir momentos y vivencias. Montamos un grupo de amigas bajo el concepto de “Happility”. Improvisamos un viaje a Málaga, a casa de mis padres – éramos 4 y apenas nos conocíamos –  pero fue muy divertido. Se fueron añadiendo algunas amigas más. Hacíamos planes, comíamos, cenábamos, salíamos, íbamos a conciertos,… Organizamos un viaje a la India, 8 de nosotras en un autobús durante 15 días. Siempre había tenido pánico de ir a un país como la India y fue.... un viaje absolutamente genial.

Pasamos algunos meses en los que hicimos muchas cosas juntas y compartimos momentos muy especiales que nos unieron. Cinco o seis de nosotras seguimos viéndonos regularmente y aunque nuestras vidas han cambiado mucho, tenemos una relación de amistad sincera y puedo decir que las quiero mucho. 

Hacía muchos días que había escrito este post y no lo había acabado, lo hago ahora porque hoy nos hemos visto y he disfrutado de su compañía y quiero dar las gracias desde aquí por tenerlas a mi lado. Aunque nos veamos menos de lo que todas quisiéramos, son un regalo en mi vida. Fue una afortunada casualidad reencontrarme con mi amiga y que, de algún modo, eso nos llevara a las demás y nos haya permitido compartir tantos momentos verdaderamente especiales y tanto cariño. Gracias, Happiligirls.

2 de septiembre de 2014

Propósitos de temporada


En estas fechas somos legión los que hacemos una lista de buenos propósitos, aunque sea mental. Las editoriales lanzan su anzuelo con los fascículos de colecciones de tacitas, esmaltes de uñas, o tanques articulados de la Primera Guerra Mundial. Los gimnasios se llenan de almas bienintencionadas con la firme determinación de perder lo ganado durante el verano con tapitas, helados, paellas, etc...

Yo no iba a ser menos. Tengo siempre un montón ideas, proyectos, cosas que escribir, dyi que he imaginado y por supuesto, buenas intenciones...pendientes. A ver si poniéndolas por escrito surte efecto y soy capaz de cumplir alguna.
  1. Comer más sano y variado, más fruta y menos comfort food
  2. Hacer más ejercicio. Vamos...hacer ejercicio, porque lo poco que hago es anecdótico!
  3. Escribir más frecuentemente en el diario en papel de Elsa. 
  4. Mantener este blog vivo, acabar de pulirlo y escribir en él. 
  5. Visitar a mi hermano en Bilbao. 
  6. Hacer un viaje bonito los 3 juntos y por lo menos una escapada de pareja en el próximo "curso".
  7. Dedicar tiempo a la lectura
  8. Ser más organizada y menos desordenada
  9. Sonreir más, ser más feliz, dedicar más tiempo de calidad a los míos y enfurruñarme menos. La vida son 3 días! 
  10. Asignar tiempos a las RRSS, para no estar siempre "enganchada" a las actualizaciones. 
  11. Ahorrar más.
Si releo la lista, algunos de los objetivos son en realidad uno y medio o dos camuflados. Veremos si encuentro las fuerzas y, sobretodo, el tiempo para cumplirlos. Si no soy capaz de llegar a todo, recordaré la intención número 9 y procuraré no enfurruñarme demasiado conmigo misma.