18 de julio de 2012

IndigMama


Esta mañana estoy tan Indigmama, que pienso si no deberíamos montar un grupo de mamás con nuestros bebés y carros, para manifestarnos junto a los 15 Ms, Iaioflautas, mineros, profesores, policías (que también se atreven), bomberos, médicos,...

¿A dónde vamos? Mejor dicho, ¿A dónde nos llevan a rastras? Es una auténtica vergüenza que todos, que somos muchos, que somos más, y que estamos amparados por no recibir dinero sucio, negro, oscuro, alquitranado, mancillado, embadurnado, sobado, etc etc etc. Porque esta gente, estos gobernantes de cualquier color o bandera sólo se mueven por sus propios intereses, porque están todos untados cuando no literalmente de euros, de cualquier otra sustancia verdosa que se les pegue. Gobernantes oscuros que nos hablan como a niños pequeños, como si nos chupáramos el dedo.

Yo sí que tengo una niña pequeña. Y se chupa el dedo. Y es maravillosa. Pero no quiero que me hundáis el mundo, para que ella sólo vea las migajas de lo que esto fue.

No estáis legitimados por el pueblo. No digáis más - los unos o los otros - que os hemos votado. Aunque lo hayamos hecho, a los unos o a los otros, nos habéis robado y mentido tanto, pero tanto tanto, que no estáis legitimados para gobernarnos.

Arriba las Indigmamas.... Esto es un atraco!

11 de julio de 2012

Anatomía de Grey

En la segunda ecografía de nuestro bebé - entonces llamado garbancito - en la que sólo medía 5 cms, salimos apurados de la consulta. En las primeras visitas siempre se está en duda de si todo va bien y todo iba  bien, pero... a partir de ahí entrábamos a jugar en la "liga de los padres". Recuerdo que estábamos comiendo en un restaurante para celebrar que todo progresaba adecuadamente y notaba que mi medio pomelo estaba nervioso y no sólo emocionado por la primera eco en la que se veía a nuestra futura hija como algo más que un punto pulsante. Le pregunté qué le pasaba y en su primer ataque de papitis aguda dijo "Me he dado cuenta de que esto es sólo el principio! A partir de ahora no dejaremos de sufrir nunca".

Tenía razón, una vez has pasado por todas las pruebas médicas durante el embarazo, superado el momento del parto y el de la vuelta a casa, te encuentras en las arenas movedizas de la mater(pater)nidad. "Respira bien la niña? Eso son moquitos? Ohhh, si tiene moquitos, qué quiere decir? Qué hay que hacer? Come suficiente? Duerme poco? Duerme mucho? No habría que despertarla? No llora mucho. Eso es normal? Te has lavado las manos? No la toques después de fumar. Fuera no hace mucho viento / sol / nubes / lo que sea - para salir?" Y un largo etcétera.

Realmente tener una hija te hace empezar a calcular los riesgos para su salud y su integridad física de una manera extremista. Por ejemplo, yo era una adicta a "Anatomía de Grey", me encantaba la serie y esperaba los capítulos en ascuas - como deben hacer los devotos de Harry Potter en las librerías, o los fans de Springsteen que acampan dos días antes de sus conciertos frente a la entrada.

Pero mi gusto por la serie se ha... modificado. Sufro de efectos secundarios de la maternidad. Antes me parecía una serie (muy) emotiva, con su dosis de enredos amorosos y sus historias médicas, operaciones que tienen éxito y otras que fracasan. Ahora he adquirido otra perspectiva, y resulta que algunas historias de las que no salen bien incluyen: una familia de 3 hijos que pierde a sus dos progenitores, unas bebés siamesas que casi mueren sobre la mesa de operaciones, una niña con un shock anafiláctico, o un niño que irremediablemente fallecerá en 3 meses, porque tiene un tumor cerebral inoperable.

La realidad supera siempre la ficción, así pues puedo esperar que en la vida real las cosas sean mucho más duras que en una teleserie norteamericana, pero...no estoy preparada. El otro día me sorprendí angustiada, leyendo las páginas de los primeros auxilios de uno de nuestros libros y cuando fuimos a vacunar a Elsa, se me saltaban las lágrimas. Estoy segura de que no puedo hacer nada para que siempre esté segura, pero cómo me gustaría que las enfermedades, accidentes y otros males, sólo ocurrieran en la ficción.


7 de julio de 2012

La sonrisa de la Mausi


He leído ya en tantos libros y blogs que la maternidad vale la pena - porque sino no pasaríamos por el trance de los 9 meses de embarazo, los cambios físicos y psicológicos, las modificaciones en la convivencia de pareja, la privación de sueño, los reajustes de nuestra vida social, y el ensanchamiento de nuestra cadera, por ejemplo. Dicen en todas partes que la frase "te cambia la vida" es un poco críptica y además de la promesa de un regalo en forma de precioso bebé, esconde todo lo anterior y mucho más.

Nuestra Mausi ha traído muchas cosas buenas a casa, tantas que harían falta muchos post para enumerarlas. Su pan debajo del brazo se lo debieron dejar en la sala de partos, pero no vamos a quejarnos de eso ahora, debió ser un recorte de las instituciones sanitarias. Ah, no, que se dice reajuste. 

Una de las cosas maravillosas de un bebé es su sonrisa, su risa, sus carcajadas. Mausi empezó a sonreír muy pronto, cuando tenía pocos días. Un reflejo, decían los libros. Y yo, que soy la dogmática de la pareja lo sostenía a pies juntillas "Cariño, es sólo un reflejo." y su papá respondía "Qué reflejo? La niña se está riendo!". Para más inri, venían los abuelos y decían lo mismo "Mírala, mírala cómo se ríe!". Y yo dale que dale con lo del reflejo, obcecada - que es uno de mis rasgos característicos. Reflejo o no, se reía. 

Y se ha seguido riendo. Muy pronto se empezó a reír "de verdad", como una respuesta a un gesto de su padre o mío. Y desde entonces ha sido una niña muy risueña. Lo es. Se ríe por cualquier motivo, a veces resulta incluso un poco frustrante. Por ejemplo, anoche. Le había dado el pecho en su toma de ir a dormir, que ella hace muy relajada en unos 30 minutos y en la que se queda prácticamente dormida. La sostenía contra mi hombro, para que hiciera su "rotet" y entró su padre en la habitación y la Mausi le regaló una sonrisa pícara de oreja a oreja. Tiene la boquita de su padre, la primera vez que la vi, cuando me la pusieron encima después de nacer, ya lo pensé "madre mía, qué morritos".

Cuando se despierta por las mañanas, lo primero que hace es sonreír. Y cuando alguien le habla, le hace una mueca o le ríe una gracia, ella sonríe también. Cuando bailamos juntas frente al espejo, o frente a su papi, prácticamente se carcajea. Esas risas, son una de esas cosas que "te cambian la vida" y a la vez una estupenda recompensa a que se me haya caído el culo. Sin duda!

2 de julio de 2012

Happility




Tenía este blog guardado como si fuera una de aquellas bonitas libretas: de tapa dura, estampadas, ilustradas o forradas en tejidos, que pensamos estrenar con motivo de una ocasión especial. Y sin duda, no pueden darse muchas ocasiones más especiales que esta.

Hace 3 meses y 25 días que me he convertido en algo más que yo. No alguien diferente, ni distinta, porque después de todo, después de 9 meses de gestación, por suerte, todavía sigo siendo bastante yo misma. Pero también soy alguien más, tengo otra función, otra entidad. Ahora además de ser Laura, hija, hermana, Lauri, la pequeñaja, la pesáh, la cuñada, la amiga, Laureta,...soy también Mami, Mutti y Mamá. Con mayúsculas, oyes, que para eso me lo he...me lo tengo que ganar!

Por otro lado, cuando pensé en el concepto "Happility" - hace no tanto tiempo - mi situación distaba mucho de ser la que es hoy. Happility era una receta casera para vencer momentos menos happies con una cucharadita de optimismo y unas tacitas de buena compañía. Y la compañía era más que buena y eso trajo muchas vivencias felices.

Mi vida es considerablemente happy ahora, incluso a pesar de mi tendencia hiper-realista que me lleva a cuestionarlo todo y encontrar problemas hasta donde no los hay. El primer motivo para que así sea es mi medio pomelo, porque no hay 3 sin 2. Porque es inteligente, divertido, resolutivo, muy apañaó, cariñoso...y muchas cosas más que quedaría un poco fifi enumerar y además de todo lo anterior, se esfuerza en entenderme y adaptarse a mi que, no soy la mujer más difícil del mundo, pero que tengo mis qués (como todas). Y happy porque gracias a ese entendimiento hace casi 4 meses que somos una familia, cuando vino la Mausi a llenar nuestras vidas... de su olor, de su pelito de alambre, de sus amplias sonrisas, de sus bonitos ojos y también de otras cosas, que ya contaré en otros post. 

Mi teoría es que la felicidad es una silla de 4 patas: salud, amor, amigos / familia, trabajo / dinero. Cuando una de las patas falla, psé...podemos ir tirando. Si fallan 2, ya suelen pintar bastos y sólo si eres muy optimista es fácil no decaer. Por suerte, además de mi pomelillo y mi pequeñaja, tengo todas las patas en pie. Quizás sólo sea una buena racha, pero haré lo que esté en mi mano para hacerla durar. 

Y llevo ya tiempo pensando en escribir y en llenar este blog de mis pensamientos y vivencias, igual que antes lo hacía en libretas o en archivos Word. Y luego me digo "Bahhh, si ya hay tantos blogs, y tan buenos! Ya está todo dicho". Pero mira, voy a ver si yo también puedo decir "la meva", com diem per aquí. Intentarlo es gratis!

Hasta pronto!